A lo largo de la historia de la escritura esta tuvo diferentes soportes, que van desde la piedra hasta los actuales soportes digitales, pasando por una gran variedad de materiales diferentes.

Los antecedentes de la imprenta moderna se encuentran en la Antigua Roma; alrededor del año 440 a.C. comenzó a imprimirse sobre objetos de arcilla, mientras que la primera imprenta de tipos móviles fue creada en China en la década de 1040.

Durante los siglos de la Edad Media, junto con la invención del papel, los chinos dieron los primeros pasos en el desarrollo de la imprenta. Buscaron un procedimiento que, en lugar de copiar los escritos a mano, les permitiera obtener muchas reproducciones iguales de un mismo original.

La solución fue labrar los caracteres de una página en una plancha de madera, de manera que éstos sobresalientes. Después entintaban la plancha y aplanaban sobre ella hojas de papel. Como ves, es un sistema parecido a los sellos de hoy en día. Siglos más tarde, cada signo se labraba en un trozo separado de madera, que se combinaba con otros para formar expresiones. El sistema era más rápido, aunque la enorme cantidad de caracteres de la lengua china dificultaba las cosas. Los primeros libros, calendarios y noticias se imprimieron con estos procedimientos.

Lo que se conoce como imprenta moderna fue creada hacia 1440 por el alemán Johannes Gutenberg. Hasta entonces, los libros eran reproducidos de forma manuscrita por copistas, y esta tarea llevaba mucho tiempo y generaba confusiones ya que muchas de estas personas eran analfabetas, por lo cual se veían forzadas a intentar imitar los trazos, como si de meros dibujos se tratara.

 

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